Existe una bella historia en la que un muchacho lloraba sentado en una roca, por la enfermedad grave de su amada,
la tisis, que la estaba llevando inevitablemente a la tumba.
De repente, apareció una sirena compadecida por el llanto del muchacho.
tanta pena sentió al verle tan afligido, que con voz dulce y vivificante le cantó:
“Dejaras morir a tu bella amada en tus brazos, y a la artemisa florecer en los campos?”
El joven salió corriendo a buscar la flor de la artemisa y arrancó y estrujo las corolas, administró su jugo a su bella enamorada, y está inmediatamente se curó.
Ambos bendijeron a la sirena por devolverle la salud con su sabiduría.
Las sirenas tenían grandes conocimientos sobre las hierbas,
además de poderes proféticos.
Por los deseos que podían conceder o el conocimiento que podían impartir, eran a menudo capturadas yo obligadas a pagar un rescate para recuperar su libertad.
Siempre cumplían sus tratos rigurosamente, aunque si podían,
deformaban los deseos.
la tisis, que la estaba llevando inevitablemente a la tumba.
De repente, apareció una sirena compadecida por el llanto del muchacho.
tanta pena sentió al verle tan afligido, que con voz dulce y vivificante le cantó:
“Dejaras morir a tu bella amada en tus brazos, y a la artemisa florecer en los campos?”
El joven salió corriendo a buscar la flor de la artemisa y arrancó y estrujo las corolas, administró su jugo a su bella enamorada, y está inmediatamente se curó.
Ambos bendijeron a la sirena por devolverle la salud con su sabiduría.
Las sirenas tenían grandes conocimientos sobre las hierbas,
además de poderes proféticos.
Por los deseos que podían conceder o el conocimiento que podían impartir, eran a menudo capturadas yo obligadas a pagar un rescate para recuperar su libertad.
Siempre cumplían sus tratos rigurosamente, aunque si podían,
deformaban los deseos.
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